¿Qué es el IVA?
El IVA es el Impuesto sobre el Valor Añadido o Impuesto sobre el Valor Agregado. Se trata de un impuesto indirecto, esto quiere decir que no se abona directamente a Hacienda sino que se aplica sobre la adquisición de determinados bienes o la contratación de servicios.
A la hora de pagar por esos productos o servicios, en nuestra factura deberá verse reflejado ese porcentaje de IVA que se aplica sobre el precio a pagar.
De esta manera, el IVA se caracteriza por ser un impuesto que recae principalmente sobre los consumidores finales, y por lo tanto, es uno de los gravámenes que más directamente condicionan el consumo y las relaciones comerciales en una economía.
¿Cómo funciona el IVA?
A diferencia de otras figuras impositivas existentes dentro del sistema tributario español, como podría ser por ejemplo el IRPF (Impuesto sobre la Renta de la Personas Físicas) que se aplica directamente sobre la renta anual de cada ciudadano a través de las correspondientes retenciones en su nómina y de la declaración de la renta, el IVA, por el contrario, se recauda de manera indirecta. Son los profesionales o empresas los que deberán hacer llegar a Hacienda el importe cobrado a los consumidores en concepto de IVA.
De esta manera, se establece una cadena de cobros del impuesto. Cada eslabón del proceso de producción de un bien o servicio se hará cargo de pagar la parte proporcional de IVA correspondiente al valor que este agente ha añadido al producto.
Este sistema, que a priori podría parecernos enrevesado, se explica perfectamente a través de un ejemplo:
Para entender cómo funciona el sistema de cobro del IVA, haremos una simplificación del proceso de producción y venta de un producto cualquiera. En este caso, una silla:
Se trata de un ejemplo extremadamente simplificado, ya que no se tienen en cuenta otros muchos gastos que tendrían los productores a la hora de realizar su labor profesional, pero sirve perfectamente como ejemplo para entender el sistema de cobro del IVA y el porqué del desglose del IVA en nuestras facturas.
Con este sistema, se crea una contraposición de intereses entre los diferentes eslabones del proceso de producción, algo que debería contribuir al correcto cobro del impuesto y a dificultar su evasión.
Cada agente se preocupará de solicitar factura al agente anterior de la cadena para así poder desgravarse el IVA, quedando estos datos reflejados en los libros de cuentas de cada profesional o empresa y pudiendo ser contrastados y cruzados por Hacienda.
¿Qué tipos de IVA hay en España?
En España se aplican actualmente tres tipos de IVA: el IVA general (21%), el IVA reducido (10%) y el IVA superreducido (4%). El criterio para aplicar un tipo impositivo u otro a un determinado servicio o producto radica, por lo general, en lo básica que sea la necesidad de ese producto o servicio para la sociedad. En España, tras la última reforma fiscal que entró en vigor en enero de 2015, los distintos productos o servicios a los que se aplica un tipo de IVA u otro se podrían resumir a través de la siguiente infografía.
Tipos de IVA en la Unión Europea
A pesar de que cada uno de los países que forman parte de la Unión Europea tiene sus propios tipos de IVA, La Comisión Europea establece una directiva en la que los países miembros nunca podrán fijar un tipo impositivo que se exceda de estos límites.
Según esta directiva, el IVA general nunca podrá ser inferior al 15% aunque no se establece un máximo para el mismo. En cuanto al IVA reducido, la Unión Europea establece dos tipos distintos de los cuales, el menor de ellos no podrá ser inferior al 5%.
A continuación os mostramos algunos de los tipos de IVA en países europeos:
