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Cómo superar las 15 creencias negativas que limitan tu vida profesional (Capítulo I)

20 Jun, 2018 -

¿Influyen las «creencias negativas» o los pensamientos negativos en la búsqueda de empleo y en la vida profesional limitando nuestras posibilidades? ¿O son las dificultades para encontrar oportunidades profesionales las que causan esos malos pensamientos?

En el famoso libro metafórico ¿Quién se ha llevado mi queso? (Spencer Johnson, 1998), los dos ratones protagonistas que no encontraron el alimento donde debería haber estado, como todos los días, empezaron a hacerse preguntas en forma de quejas y pensamientos negativos: las cosas no deberían ser así; por qué me ha hecho esto; empiezo a ser demasiado viejo para empezar ahora a buscar queso en este laberinto; no quiero pensar en la posibilidad de perderme y hacer el ridículo

Luego, cuando comenzaron a «buscar el queso nuevo» también empezaron a preguntarse si era realista confiar en encontrarlo, pero se echaron a reír al darse cuenta de que no tenían nada que perder. Comprendieron que aquello de lo que se tiene miedo generalmente no es tan malo como lo que uno se imagina, y que muchos de nuestros pensamientos son sencillamente irracionales por mucha presencia e influencia que tengan en nuestras vidas.

En este artículo, que dividiremos en dos capítulos, vamos a conocer en detalle las 15 creencias negativas que limitan nuestra vida profesional, bien para encontrar empleo o mejores oportunidades profesionales, bien para mejorar y crecer en nuestra empresa.

Ya nos cuentas en comentarios cuántos de esos pensamientos negativos han supuesto o suponen una desventaja en tu carrera. Espero que no muchos ;)

bombilla aire

Es importante recordar que en muchos momentos de nuestra vida nos sentiremos y pensaremos mal, es algo normal y esperable. Pero una cosa es sufrir pensamientos negativos y otra, hacerles caso. Mejor usar la estrategia del optimismo para profesionales realistas.

1. Creencia del castigo divino: “Trabajar no le gusta a nadie, sólo se trabaja por dinero”

¿Trabajar no te gusta por lo que crees o por lo que haces en el trabajo? Algunas personas asumieron hace tiempo que no les gusta la actividad profesional que desarrollan, incluso aquellas que están buscando oportunidades de empleo para esa ocupación.

Han adoptado la creencia de que trabajar es una especie de castigo divino administrado en horario laboral y que la verdadera vida solo está fuera de la oficina o de la fábrica. Otros profesionales más motivados o interesados por su desempeño saben y sienten que su vida laboral es una parte satisfactoria y complementaría de la vida no laboral.

Se tiende a creer que todas las personas que no tienen empleo están interesadas en encontrarlo o que la mayoría de los profesionales quieren mejorar su vida profesional. Pero la importancia que las personas dan a su vida profesional es muy variable. No todas las personas que NO trabajan tienen la misma motivación para trabajar y no todas las personas que trabajan intentan mejorar en el desempeño de sus funciones con similar energía. Para algunas el trabajo es una mera obligación, mientras que para otras forma parte de su estilo de vida y de sus valores.

La disponibilidad para la movilidad geográfica es uno de los indicadores de motivación hacia el empleo y el desarrollo profesional.

Algunas personas que quieren abandonar un puesto de trabajo frustrante, no se plantean alternativas fuera de su ámbito geográfico porque sería «lo comido por lo servido» debido a los gastos que supondría vivir fuera del hogar familiar. Otras aceptan esta movilidad porque encuentran otros incentivos para su carrera profesional además del económico.

¿Cuánto estás dispuesto a invertir por tener empleo o mejores posibilidades en el futuro?

Otros profesionales que compiten por las mismas oportunidades están invirtiendo y esforzándose más que nosotros. No pasa nada, no se trata de estresarse, sino de aceptar que nuestro perfil será menos valorado profesionalmente y recibiremos condiciones laborales de menor calidad o menos interesantes. A menos que estemos dispuestos a poner más carne en el asador de nuestra vida profesional.

No es lo mismo cobrar por tu trabajo que trabajar solo por dinero.

reunion trabajo personas

2. Creencia del autoconocimiento: “Sé con seguridad por qué mi vida profesional no avanza”

El autoconocimiento es mucho más difícil de lo que parece. Si te pidieran destacar tu mayor virtud o competencia profesional en tu ocupación o sector, ¿con cuál te quedarías?

Muchos nos sentimos capaces de enumerar los supuestos factores responsables de nuestra situación de estancamiento profesional. Pero una cosa es dar razones y, otra, tener razón. Si te preguntan por qué estas desempleado, por qué no creces en tu empresa o por qué no tienes más iniciativa, seguramente acudirás a respuestas generales o lugares comunes: la cosa está muy mala en mi sector, es difícil encontrar mejores oportunidades si no tienes buenos contactos… Cuando nos hacen este tipo de preguntas parecemos tertulianos de los medios de comunicación simulando saber sobre aquello que nos preguntan ;) Con lo bien que quedarían de vez en cuando diciendo “no sé”.

Conocer los motivos de nuestra situación profesional es difícil sin contar con el asesoramiento de orientadores o especialistas o de otros compañeros o profesionales que actúen como consejeros o mentores para darnos perspectiva. Si tuvieras que elegir un factor responsable de tu situación profesional, ¿cuál sería?

3. Creencia del motivo único: “Mi vida va mal por una cosa que hice mal o que no hice bien”

No hay una sola explicación o causa para la situación personal o profesional que estamos viviendo. Esta idea errónea del “motivo único que todo lo explica” se debe a nuestra tendencia a simplificar para intentar entender qué está pasando y así encontrar una solución rápida.

Julia decidió hace un par de años reincorporarse al mercado de trabajo. Como hace muchos años trabajó como dependienta en una empresa familiar, la mayor parte del tiempo sin contrato de trabajo o en situación irregular, pensó que podría volver a ejercer esa misma ocupación.

Una orientadora profesional le ayudó a confeccionar su currículum y presentar su candidatura en persona en decenas de tiendas y supermercados de su ciudad. Tras unos meses sin recibir una sola respuesta, Julia se encontraba muy desanimada:

“Debe ser que como sólo tengo la EGB (Educación General Básica, estudios básicos en España) no cumplo con los requisitos para ser cajera, reponedora o dependienta. Creo que tendré que hacer algún curso para actualizarme.”

Así que decidió realizar un curso de Formación Profesional Ocupacional de Dependienta de 5 meses de duración. Le resultó aburrido, teórico y no hubo mucho contacto con empresas, pero pensó que valdría la pena por el título, que los supermercados lo valorarían.

Meses después de finalizado el curso y meses después de la presentación de otras decenas de currículos, los resultados tampoco llegaron:

“Creo que debo seguir haciendo cursos, al parecer aún no cumplo con el perfil.”

¿Crees que el motivo por el que no seleccionan a Julia como cajera o reponedora es su “falta de formación” o puede deberse a otras razones?

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4. Creencia de la suerte: “Sin suerte, no importa cuánto me esfuerce”

Cree en la suerte si quieres, pero esfuérzate como si fueses a tenerla. Posiblemente esta sea la más frecuente y utilizada creencia respecto a los problemas que uno tiene en la vida en general, y en el desarrollo profesional en particular.

Es una obviedad afirmar que el azar juega un papel en nuestra vida, pero lo malo es utilizar la suerte o la mala suerte como justificación de la inactividad o el derrotismo. Si crees que la suerte es tu problema, el problema es que contra la “falta de suerte” no se puede luchar. Solo podemos planificar y trabajar mientras la suerte aparece.

«Si metes a un número suficientemente grande de personas en una habitación y los pones a tirar monedas al aire, tarde o temprano alguien sacará diez caras seguidas. Si a posteriori, le preguntas a esa persona la razón de su “éxito” probablemente no te dirá que tuvo suerte sino que se ha hecho un experto en tirar monedas. Esto es precisamente lo que ocurre en el mundo de los negocios.»

La creencia fatalista: “Lo que me pasa a mí no le pasa a nadie.”

Este otro pensamiento inadaptado relacionado con la suerte también es frecuente, aunque es fácil de contraargumentar: ¿Acaso tienes la estadística completa sobre los problemas ajenos? ;)

Contra este tipo de ideas negativas no hay nada más eficaz que mostrar contraejemplos, casos concretos en los que no se cumple ese pensamiento erróneo. En todo caso, he podido comprobar que los argumentos negativos son resistentes a la racionalización, simplemente forman parte de la “personalidad” de quienes los esgrimen.

María Jesús terminó una diplomatura de magisterio hace muchos años. Desde entonces ha estado impartiendo clases particulares para alumnos de su pueblo. Se ha presentado a oposiciones varias veces sin éxito. Está muy insatisfecha con su trayectoria profesional: solo ha conseguido un empleo durante 6 meses desde que terminó lo estudios.

Un profesional de la orientación le insistía sobre la importancia de gestionar de forma sistemática los contactos en un sector como el suyo, pero ella se resistió a utilizar técnicas de networking:

“Quiero encontrar empleo por mí misma”.

Actualmente lleva un mes trabajando como comercial en una editorial de libros educativos.

Un contacto de su tío conocía a su vez a alguien que trabajaba en esa editorial y en la que necesitaban un vendedor con perfil educativo. María Jesús pensó ¡qué suerte he tenido!

El tío le dijo a María Jesús:

“Si me lo hubieras dicho antes me hubiera movido antes, sobrina.”

¿Crees que María Jesús encontró ese empleo gracias a la suerte?

5. Creencia envidiosa: “Las oportunidades que consiguen los demás son inmerecidas”

No te sientas mal, justo eso mismo están pensando otros muchos de ti ;)

Una  mujer inscrita como demandante de empleo en la profesión de limpiadora, entre otras, acudió a la oficina de empleo para quejarse porque habían convocado a una conocida a un proceso de selección de limpiadoras:

“No sé por qué la llaman a ella y no a mí, que soy mejor.”

Pensar que a los demás les va mejor, se lo merezcan o no, tiene también un componente fatalista mezclado con nuestra cultura social: tendemos a valorar los éxitos y fracasos propios en comparación con los ajenos. Es lo que hay.

“No me basta con ser feliz, necesito que los demás sufran.” Groucho Marx

6. Creencia del enchufe: “Las oportunidades que se consiguen por contactos también son inmerecidas”

La creencia del enchufe es un tipo de «creencia envidiosa” ;) pero como es tan frecuente he dedicido darle su propio apartado.

Si las personas que encuentran mejores oportunidades por contactos no se lo merecen, ¡guau!, porque más de la mitad de los puestos de trabajo se cubren por referencias o recomendaciones. ¿Sabes por qué? Porque es un método barato y rápido para localizar y contratar trabajadores.

Es cierto que algunas personas obtienen puestos de trabajo y oportunidades gracias a sus relaciones a pesar de contar con menos méritos y cualificación que otros profesionales competidores. Pero la moraleja es clara: si queremos tener más opciones, sean merecidas o inmerecidas, mejor será ampliar nuestra red de conocidos. En todo caso, si un empleador o empresa no se preocupa por promocionar o conseguir a los mejores profesionales, seguramente esa empresa no durará mucho. Si pones a tu hijo o a tu cuñado a trabajar contigo sabiendo que son malos profesionales, oye, es tu dinero y tú decides como perderlo…, digo, cómo invertirlo.

En todo caso, si un determinado puesto de trabajo no exige especiales méritos y puede hacerlo casi cualquier persona, haya sido o no recomendada, nadie lo habrá obtenido de forma inmerecida, ¿no crees?

Eso sí, recuerda que el mejor networking es más working que net, y que los mejores profesionales son lo que obtienen mejores contactos.

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7. Creencia de la discriminación: “No accedo a mejores oportunidades por mi discapacidad, por mi inexperiencia, por mi edad…”

Todos podremos completar esa línea de puntos suspensivos con mucha facilidad. Tendemos a dedicar más tiempo a justificar nuestros fracasos o dificultades que a elaborar planes para superarlos. 

Es evidente que personas con determinados perfiles profesionales y personales tienen más dificultades para encontrar oportunidades y hay que seguir reivincando medidas de promoción de la igualdad, pero una cosa es utilizar la realidad como un obstáculo que hay que superar, y otra; como una excusa para no actuar.

Algunos de los pensamientos negativos más arraigados tienen que ver con la influencia de la edad en nuestra vida personal y profesional, del estilo “ya soy muy mayor para empezar a estudiar de nuevo” o “todavía soy muy joven para pensar en el futuro profesional”, pero nunca se es demasiado joven o demasiado viejo salvo para justificarse.

 

Puedes leer la segunda parte del artículo aquí.

*Este artículo se elaboró con fecha 20 junio, 2018, por lo que es posible que alguna información no esté actualizada. Te recomendamos que siempre revises la fecha de publicación del artículo. Consulta aquí las condiciones vigentes del Depósito Facto



Conferenciante del cambio sobre liderazgo, motivación, productividad, equipos y empresa 2.0.Coaching de profesionales y directivos. Premio extraordinario en Psicología y autor de SuperProfesional (Grupo Planeta, 2015).



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