Emprender es enfrentarse a no pocos frentes, es trabajar en una estrategia global para apostar por un proyecto propio en el que creemos. Para ello, debemos tener en cuenta numerosos factores: desde el punto de vista financiero hasta la necesidad de cumplir los objetivos establecidos en los plazos marcados. Nuestra capacidad de comunicar juega un papel muy importante a la hora de sentar las bases de nuestro negocio, por lo que la comunicación es una de las aristas que necesitamos pulir.
Uno de los fallos más comunes cuando comenzamos a apostar por nuestro propio proyecto es obviar por completo la comunicación. Se trata de un factor indispensable a la hora de conseguir resultados. Si no comunicamos, nuestro mensaje no sale a la luz y no es compartido. No conseguimos esa notoriedad que se necesita para que nuestros futuros clientes conozcan la marca. Y no solo eso: tampoco nos exponemos a socios, inversores y demás jugadores relevantes en nuestro ecosistema.
La experiencia me dice que en los planes de negocio de los proyectos que comienzan, la comunicación no habitúa a ocupar un espacio relevante y esto es un gran error, más si estamos ante un negocio digital donde el qué decimos y el qué dirán son factores muy influyentes en el proceso de dar a conocer un proyecto que nace desde cero.
Aquí son las redes sociales las que contribuyen a fomentar ese mensaje que deseamos transmitir y son tan importantes como otros canales tradicionales.
Comunicar es enviar tu mensaje
La comunicación es el proceso de enviar nuestro mensaje a un público objetivo, aunque con matices. Debemos tener en cuenta que el mensaje se envía en un contexto. En nuestro caso, el público puede estar preparado (o no) para recibir la información. Lo primero que debemos hacer es identificar nuestro público objetivo en redes sociales. ¿A quién queremos dirigir nuestro mensaje? ¿Está ese público objetivo dentro de las plataformas en las que estamos actuando?
La primera pregunta es fácil de responder, pues todos los proyectos cuentan con un público objetivo idílico. Lo que resulta más complicado es romper las fronteras que demarcan ese público para ampliar nuestras aspiraciones. El público deseado no siempre funciona de manera precisa. Además, debemos estar preparados para adaptar nuestras comunicaciones a los cambios que puedan producirse en el mercado. La segunda pregunta planteada también implica matices.
Generalmente apostamos en redes sociales por las plataformas más comunes (Facebook, Twitter e Instagram), que son los servicios donde todo el mundo “debe estar”. ¿Está realmente tu público objetivo en estas plataformas? Antes de embarcarse en una campaña de comunicación en redes sociales debemos estudiar si nuestro target se encuentra realmente posicionado en estas plataformas. Puede que nuestro nicho de producto no tenga presencia y debamos buscar en profundidad.
Sin inversión no hay conversión
El tratamiento que las marcas desconocedoras de la comunicación dan a las redes sociales suele ser secundario si se parte del desconocimiento y de la importancia que realmente tienen. Esto se traduce en una falta de recursos para los departamentos de comunicación, que en las startups suelen ser “los últimos monos”. Conclusión: la falta de inversión hace que se pierdan grandes oportunidades en redes sociales.
Nuestro objetivo al realizar campañas en redes sociales es convertir, esto es, conseguir que los clientes potenciales que tenemos en estos océanos de usuarios terminen comprando, suscribiéndose o apostando por nuestro producto. Es el elemento que debemos encontrarnos al final del “túnel” en nuestras campañas de comunicación enfocadas a las redes sociales. ¿Requiere inversión? Claro que sí.
Sin inversión en redes sociales no hay conversión (salvo casos de éxito muy puntuales). Todos los proyectos digitales que quieran comunicar en redes deben apostar por inversión. La ventaja es que en estas plataformas se pueden conseguir resultados con inversiones reducidas, sobre todo cuando nos movemos a escala moderada y no tenemos que competir contra los grandes players.
Creamos marca corporativa
Comunicar es crear marca, es trabajar en nuestro proyecto para exponerlo al mundo. Gracias a nuestras estrategias de comunicación en redes sociales concedemos exposición a nuestro proyecto y generamos branding de los productos o servicios que ofrezcamos. Por un lado contamos con este branding inmediato de lo que ofrecemos; por otro con estrategias que expondrán al mundo nuestra marca.
Porque a veces el branding enfocado a nuestra marca y no al producto se olvida, y es igual de importante o más. Lo que dicen de un producto no tiene por qué representar el valor directo de la marca. Una crítica negativa hacia un servicio no se extiende a la marca general, pero una crítica a la marca sí enturbia a todos sus productos. Razón de más para prestar atención al branding en todos los frentes de la Web 2.0.
También trabajamos la marca personal
Además de trabajar nuestro branding corporativo, comunicando en redes sociales también debemos exponer nuestro branding personal. Somos emprendedores, profesionales (link: https://valid.cuentafacto.es/tu-interes/) que seguimos un camino concreto para conseguir objetivos deseados. Lo que se dice del emprendedor también impacta sobre el proyecto, por lo que es necesario que tengamos una buena imagen de nuestra propia marca personal.
Apostar por mantener un buen branding personal es apostar por la viabilidad de nuestra imagen como emprendedores de cara al futuro. Que hablen de nosotros y que lo hagan bien, no solo por nuestros logros, sino por nuestra capacidad de comunicación, hace que nuestro perfil sea atractivo para posibles aliados como inversores y empresas colaboradoras. La marca personal es indispensable para el networking.
Las redes sociales son un soporte más de comunicación que debe integrarse en nuestra estrategia. Hay que comunicar, interactuar y compartir porque el resultado que podemos obtener es beneficioso para el proyecto, igual de beneficioso que contar con un gran aliado como Cuenta Facto para controlar nuestras finanzas.
