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¿Por qué deberías diversificar tus inversiones?

21 Nov, 2016 -

En la película Regreso al futuro II (Robert Zemeckis, 1989) el protagonista, Marty McFly vive una serie de aventuras viajando a través del tiempo a bordo del ya legendario DeLorean. Durante uno de estos viajes, Marty llega al año 2015, cuando se topa casualmente con una tienda de antigüedades. La trama sufre un giro inesperado cuando McFly se da cuenta de que en el escaparate de esta tienda hay un almanaque deportivo que guarda los resultados de todos los eventos deportivos desde el año 1950 hasta el 2000. Nuestro protagonista acaba de darse cuenta de que si compra este almanaque, podrá ganar millones con las apuestas deportivas cuando regrese a 1985. Marty sabe que conociendo el futuro no existe incertidumbre: el riesgo de su inversión será inexistente y sus probabilidades de éxito son del 100 %.

balanza peso madera

Desgraciadamente, los viajes en el tiempo no son muy comunes fuera de los mundos de la literatura y del celuloide. De vuelta a la realidad, debemos saber que no existe ningún hecho futuro que podamos prever con un 100 % de probabilidades de acierto. Y esto, en el terreno de la inversión, nos dirige inevitablemente al concepto de riesgo. Toda inversión conlleva un mayor o menor riesgo, en función del grado de incertidumbre que presente. Y esto, condicionará directamente la rentabilidad que nos ofrezca cualquier producto de inversión: a más rentabilidad potencial, mayor exposición al riesgo para nuestro capital.

Pero no todo iban a ser malas noticias, y si bien en el mundo real no podemos contar con un DeLorean con el que surcar el espacio-tiempo, sí que disponemos del concepto de diversificación de inversiones. Diversificar nuestras inversiones consiste en repartir nuestro capital entre diferentes opciones de inversión, de modo que se reducen de forma notable las posibilidades de tener pérdidas. Se trata de una cuestión de estadística que veremos más claramente a través de un ejemplo:

Imaginemos que tenemos ahorrados 100.000 € que queremos destinar a la inversión en acciones de bolsa. Ante alto riesgo de pérdidas que supondría jugárnoslo todo a una sola carta, decidimos diversificar e invertir nuestro capital, a partes iguales, entre cinco compañías diferentes. Estas compañías, al cabo del tiempo de un año nos dan las siguientes rentabilidades:

  • Compañía A. Dedicada a la tala de árboles. Rentabilidad obtenida: +5 %.
  • Compañía B. Dedicada al procesamiento de madera. Rentabilidad obtenida: +1 %.
  • Compañía C. Dedicada a la fabricación de muebles. Rentabilidad obtenida: 0 %.
  • Compañía D. Dedicada a la fabricación de productos de acabado para maderas. Rentabilidad obtenida: -2 %.
  • Compañía E. Dedicada a la venta de muebles. Rentabilidad obtenida: -1 %

 

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Viendo las rentabilidades obtenidas al cabo del año, “a toro pasado” es fácil ver que la mejor opción hubiese sido poner nuestros 100.000 € en acciones de la compañía A, ya que nos ha dado unas ganancias del 5 %. Sin embargo, si hubiésemos confiado todo nuestro dinero a la compañía D, habríamos sufrido unas pérdidas del 2 %. Ante la imposibilidad de conocer esto de antemano, lo más inteligente es diversificar nuestra inversión repartiendo el capital entre las diferentes opciones. De esta manera, la rentabilidad final de nuestra inversión será la suma de las rentabilidades ofrecidas por cada compañía. Es decir:

Rentabilidad final= 5 % + 1 %+0%+(-2 %)+(-1 %)= 3%

Se trata de una rentabilidad menor que la que podríamos haber obtenido depositando todo nuestro dinero en la compañía A, pero a cambio, hemos reducido muy notablemente el nivel de incertidumbre de nuestra inversión, y la posibilidad de sufrir pérdidas.

El anterior ejemplo sirve para perfilar matemáticamente el concepto de diversificación de la inversión. Pero, ¿qué sucedería si hubiese una crisis generalizada en el sector maderero? ¿Y si hubiese una crisis que afectase a la bolsa de forma global? En estos casos, aun habiendo diversificando nuestro capital en la adquisición de acciones de diversas compañías, hubiésemos sufrido pérdidas.

Esto nos lleva a entender que la diversificación de nuestras inversiones debe funcionar a diferentes niveles. Lo ideal es que invirtamos no solo en diferentes compañías, sino en compañías de diferentes sectores y en diferentes productos de inversión. Lo que deriva en el concepto de la cartera de inversiones, que no es más que el conjunto de todos los instrumentos financieros que mantiene un inversor en un momento determinado.

En este sentido, una correcta diversificación de nuestra cartera de inversión debería contemplar productos heterogéneos atendiendo principalmente a tres aspectos: diferentes grados de rentabilidad, diferentes niveles de riesgo y diferentes límites temporales: corto, medio y largo plazo.

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¿En qué medida debemos repartir nuestro dinero entre productos de diferente riesgo? Pues bien, aquí es donde entrará en juego nuestro perfil como inversores. A la hora de constituir nuestra cartera de inversiones, cada uno de nosotros presentamos una tolerancia al riesgo diferente. A menor tolerancia a riesgo seremos inversores de perfil conservador; y según vaya aumentando nuestra tolerancia al riesgo pasaremos a tener un perfil moderado, y finalmente arriesgado.

Pero esto hay que entenderlo bien: no por tener un perfil arriesgado tenemos que invertir todos nuestros ahorros en productos financieros de alto riesgo. Esto sería llanamente una temeridad. Antes al contrario, lo que haremos será construir una cartera de inversión en la que los productos contratados presenten un equilibrio entre riesgo y rentabilidad desde un punto de vista global. Y si tenemos esa mayor tolerancia al riesgo, podremos destinar una porción mayor de nuestros ahorros a productos de mayor volatilidad, pero nunca dejaremos sin contrarrestar este riesgo con productos más seguros en el otro brazo de la balanza. Si por el contrario somos más conservadores, la balanza se inclinará levemente hacia productos mucho más seguros.

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Por todo esto, es importante saber que sea cual sea nuestro perfil, en nuestra cartera de inversiones no pueden faltar productos de ahorro que ofrezcan seguridad para nuestro dinero. Uno de estos productos puede ser el Depósito Factoque aúna un riesgo mínimo con una elevada rentabilidad de hasta el 1,50% TAE*. Y una vez que hayamos asegurado el grueso de nuestros ahorros, podremos continuar añadiendo productos que presenten niveles de riesgo ascendentes a nuestra cartera.

 

*TAE del 0,30% (0,30% TIN) para un depósito a 3 meses, TAE del 1,25% (1,25% TIN) para un depósito a 12 meses y TAE del 1,50% (1,50% TIN) para un depósito a 60 meses. A partir de 10.000€ y con liquidación cada 3 meses. Oferta para particulares.

 

*Este artículo se elaboró con fecha 21 noviembre, 2016, por lo que es posible que alguna información no esté actualizada. Te recomendamos que siempre revises la fecha de publicación del artículo. Consulta aquí las condiciones vigentes del Depósito Facto



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