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Guía para ser un superprofesional en tu empresa y en tu carrera

13 Nov, 2017 -

Una persona SuperProfesional no es aquella que está más cualificada, ni la que muestra competencias «sobrehumanas». Una persona SuperProfesional es aquella que alcanza los objetivos que se propone, sea en su empresa o en el desarrollo de su carrera. Así que el éxito se basa en prometer poco y cumplir mucho ;)

El principal requisito para obtener éxitos profesionales y personales es establecer compromisos concretos con uno mismo, más que con los demás. Es importante enfocarse en aquellas metas que son verdaderamente importantes a nivel personal y profesional, y que son realistas, es decir, que requieren una inversión y dedicación asumibles.

Te presento la Guía para ser SuperProfesional, un decálogo de medidas concretas para gestionar tu vida profesional con sencillez, honestidad y efectividad.

¿Cuál de estas 10 medidas consideras más aplicable para el desarrollo de tu propia carrera a lo largo del tiempo?

GUÍA PARA SER SUPERPROFESIONAL EN TU EMPRESA Y EN TU CARRERA | Blog #PortuInterés

  1. IDEALISMO

Persigue lo imposible, pero céntrate en lo posible

Los profesionales que “rinden al máximo” se plantean conseguir lo que no pueden, es decir, que de alguna forma persiguen “lo imposible” para alcanzar lo posible.

En muchos contextos no podemos saber a priori qué podremos conseguir y qué esfuerzo y tiempo nos exigirá hasta que lo intentemos.

  1. OPERATIVIDAD

Si no sabes qué quieres, tu primer objetivo es saber qué quieres

Las personas nos hacemos propósitos con frecuencia. A todos nos atrae la idea de mejorar la vida cotidiana y de alcanzar nuestros sueños, pero desde el punto de vista de la productividad, un objetivo no es lo que decides hacer, es aquello a lo que dedicas tiempo y esfuerzo.

La productividad efectiva empieza estableciendo objetivos operativos, y con operativos me refiero a definidos de forma concreta.

Definir metas específicas es motivador porque te ofrece referencias propias y ajenas para conocer la eficacia de los pasos que das.

Si no sabes qué quieres, tu primer objetivo es saber qué quieres. Por ejemplo, si yo hubiera empezado a aprender chino hace 10 años con una dedicación de 5 minutos al día, ya hubiera estudiado… espera que hago los cálculos, ¡38 días completos!, considerando jornadas de 8 horas de trabajo.

Si quieres saber si te has propuesto un meta o un reto con suficiente determinación, hazte esta pregunta: “si tuviera 5 minutos, ¿qué haría con ellos?” 

Si te sientes motivado, incluso entusiasmado, para intentar emplear todo tu tiempo disponible en tu nuevo propósito eso es una buena señal, ¿verdad?

Enfócate en lo que quieres conseguir, no en lo que quieres evitar.

Es fácil evitar lo que no nos gusta, lo difícil es ponernos manos a la obra para alcanzar lo que nos interesa.

En este sentido, existen dos tipos de profesionales, aquellos que persiguen lo que quieren y aquellos que solo evitan lo que no quieren. Cada persona debe decidir quién es y quién quiere ser.

  1. DECISIONES. 

Cambiar es inevitable, pero mejorar es una decisión.

Generalmente creemos que cambiar es muy difícil, pero la realidad muestra lo contrario: cambiar es inevitable.

Todas nuestras experiencias, relaciones y comportamientos cotidianos, sean relevantes o nimios, nos cambian sin que seamos conscientes. Por supuesto, los cambios que experimentamos no necesariamente mejoran nuestra satisfacción profesional o personal, ni nos ayudan a alcanzar nuestros retos.

Antes de tomar decisiones, debemos preguntarnos: ¿qué quiero mejorar en mi vida de verdad?

Superprofesional en tu empresa | Blog #PortuInterés

  1. MÉTODO. 

Resiste la tentación de cambiarlo todo, de cambiarlo de golpe y de cambiarlo ya

Para hacer más probable que se cumplan nuestros deseos, se debe ser sistemático en la organización y en la aplicación de los métodos de cambio.

La gestión eficaz del cambio se basa en la introducción gradual de pequeños cambios, que deben aplicarse de «uno en uno» para evaluar los efectos que tiene cada uno de esos factores. Si tocamos demasiadas teclas a la vez y se producen diversos efectos, ¿cómo sabríamos cuáles son las teclas responsables de cada efecto?

Nos sorprenderá comprobar que nuestra vida puede mejorar mucho tocando solo uno o muy pocos “resortes”.

Por ejemplo, si nunca has hecho deporte y quieres iniciar una vida más saludable en 2017, podrías empezar con un paseo de solo diez minutos y aumentar su duración un minuto cada día. Ya verás cómo funciona.

En otro ejemplo, si eres un directivo que te planteas mejorar la motivación en tu empresa, empieza dando pequeños pasos, como la aplicación de un sistema sencillo para conocer la opinión de tus profesionales y aplicarla.

Comprobarás que una medida tan sencilla puede tener grandes efectos positivos en el clima laboral y en el aprovechamiento del talento de tus colaboradores.

  1. SIMPLICIDAD. 

La perfección se logra cuando no hay nada que quitar.

Compruebo con preocupación que muchos profesionales quieren mejorar sus carreras haciéndolas más complejas, añadiendo elementos superficiales o secundarios que les alejan de sus valores y que no siempre les hacen sentirse más felices ni más talentosos.

Uno de los mejores consejos de «management» personal y profesional de todos los tiempos nos lo dio el autor de El Principito, Antoine de Saint Exupery, que advirtió que «la perfección se logra no cuando no hay nada que agregar sino cuando ya no hay nada que quitar.» 

No hay cambio más efectivo, sencillo y rápido que aquel en que eliminamos de nuestras vidas los hábitos negativos y las necesidades superficiales alejadas de los valores y los deseos que perseguimos.

«Entrega tu corazón al oficio que has aprendido y así hallarás sosiego». Marco Aurelio

  1. AUTOCONTROL. 

Aplazar una cosa fácil hace que sea difícil; aplazar una cosa difícil la hace imposible.

Los profesionales y directivos más efectivos no son necesariamente los más cualificados o inteligentes sino los más disciplinados y que se comportan con mayor “autocontrol”, un concepto que proviene de la psicología conductual.

El error organizativo y profesional más frecuente es dejar las tareas más importantes o prioritarias para el final de las sesiones de trabajo, pero un buen autocontrol exige invertir el orden.

Digamos que si empiezas la jornada con la “peor tarea”, por ejemplo y hablando metafóricamente, “tragarte una rana viva”, el resto de las obligaciones del día te parecerán más motivadoras. En mi caso intento predicar con el ejemplo e iniciar mis sesiones de trabajo con las actividades que “tocan”, aunque sean desagradables.

A las personas que me piden consejo para iniciar una tarea difícil o desagradable suelo recomendarles esta técnica: decide dedicarle un tiempo tan corto que no puedas dejar de hacerlo. Si empiezas dedicando “sólo cinco minutos” a esa labor que te cuesta tanto, tras ese tiempo es probable que sigas trabajando en ella sin darte cuenta.

Regla maestra de la productividad en 13 palabras: «Una cosa a la vez; lo más importante, primero; empieza ahora; concéntrate; termina.»

  1. MICROPLANIFICACIÓN

Organiza las tareas a tu ritmo más efectivo. 

Para ser más efectivo debes mejorar la microplanificación. Hay que evitar dedicar a las tareas u objetivos más difíciles, sesiones de trabajo con una duración demasiado amplia. Es importante que cada persona conozca sus “límites de concentración y frescura” en función del momento del día.

En mi caso suelo desarrollar sesiones de trabajo de una o dos horas (depende de la dificultad de la tarea) y entre ellas dedico algunos minutos a actividades más relajadas: revisar publicaciones en redes sociales, leer artículos de blogs de psicología y empresa, tomar un poco de fruta o incluso ver un episodio breve de alguna serie favorita en el caso de que me “lo haya ganado” ;)

  1. MOTIVACIÓN

Motivación no es lo que harías, es lo que haces.

Motivación es un concepto tan utilizado como mal entendido y mal aplicado.

Por ejemplo, creo es un error recomendar u obligar a los profesionales a “salir de su zona de confort”, creo que es mucho mejor invitarles a “ampliar su zona de confort”, lo que hace más fácil y probable el cambio.

¿Y cómo se amplía la zona de confort? El método que me parece más sencillo es crear gradualmente nuevos intereses, hábitos y relaciones hacia las metas que se hayan establecido mediante nuevas y variadas experiencias que no requieran mucha inversión ni esfuerzo y con microplanes que te permitan avanzar paso a paso.

También en el mundo de la empresa, la motivación no es lo que haríamos, es lo que hacemos. No debemos esperar a que surja la motivación, hemos de ponernos a hacer lo que haríamos si estuviéramos motivados.

El término motivación puede tener muchos significados pero creo que éste es el más aplicable: motivación no es tener ánimo, motivación es tener motivos, y cada persona y cada profesional debe crear o encontrar los suyos.

Las emociones y las ganas fluctúan, pero los motivos permanecen. Debemos tener presentes esos motivos especialmente en los días en que nos sentimos menos animados para luchar por nuestros retos.

  1. ESPECIALIZACIÓN. 

Polivalencia es la capacidad de especializarse pronto.

Tal vez también habrás observado que los profesionales que cultivan la polivalencia y la especialización alcanzan con más facilidad sus metas.

Una persona se hace más polivalente cuando aprende y perfecciona competencias transversales o generales (idiomas, programación, networking, comunicación, ofimática, productividad…) que le permiten adaptarse y recualificarse en el mercado de trabajo.

La polivalencia no es lo contrario de la especialización. Un profesional polivalente, gracias a esas competencias generales, puede a su vez especializarse más rápido en un determinado sector o ámbito ocupacional dominando una o varias competencias específicas y una o varias herramientas o aplicaciones.

La especialización es un gran incentivador porque cuanto más experto eres en algo más motivado te sientes.

  1. RESILIENCIA. 

Cualquier intento de mejora nos parece un fracaso cuando va por la mitad.

Generalmente «sabemos lo que tenemos que hacer» pero en demasiadas ocasiones lo intentamos de una forma que reduce las posibilidades de éxito y nos conduce al error y al fracaso.

Cuando se trata de mejorar, la pasión tiene muy buena prensa, pero serán una buena planificación y, sobre todo, una actitud de paciencia las que realmente nos llevarán a buen puerto.

Los logros guían y los fracasos curten. Los éxitos nos muestran el camino y motivan el aprendizaje y el desarrollo profesional.

Los fracasos también son importantes porque nos hacen fuertes o “resilientes” y nos incentivan para prepararnos mejor.

Aunque el fracaso y el error forman parte ineludible de la vida, en muchas ocasiones y contextos será difícil aprender de los fracasos y por eso nos resulta tan difícil aceptarlo.

Por ejemplo, si eres un directivo que no consigues motivar a tu equipo, si te despiden de una empresa sin motivo claro o tu pareja te dice “tenemos que hablar”, es probable que no te resulte nada fácil descubrir las soluciones para aplicarlas a situaciones similares en el futuro.

Se supone que de los errores deberíamos aprender, pero muchas veces no somos capaces ni siquiera de identificar el origen del problema.

El fracaso revela lo que no funciona, pero no enseña qué hacer después. Por eso mi recomendación es intentar aprender lo más posible de los éxitos o de los avances y no obsesionarse con la causa de los fracasos.

Como psicólogo de empresa observo con frecuencia que los profesionales que tienen más éxito son aquellos que dedican más tiempo y recursos a desarrollar y practicar las competencias y herramientas que se le dan mejor y no se preocupan tanto por aquellas habilidades en las que son más débiles y cometen más errores.

Los profesionales y directivos que toman iniciativa y buscan la excelencia pueden cometer más errores y recibir más críticas. Si eres una de estas personas, en mi opinión, debes prepararte de forma especial para intentar aprovechar las enseñanzas del fracaso.

En aquellas ocasiones en que sufrimos un revés profesional o personal importante, mi consejo es aplicar esta regla:

«Aceptar que no siempre se puede no es un fracaso, es un signo de madurez que puede abrir otras puertas.»

*Este artículo se elaboró con fecha 13 noviembre, 2017, por lo que es posible que alguna información no esté actualizada. Te recomendamos que siempre revises la fecha de publicación del artículo. Consulta aquí las condiciones vigentes del Depósito Facto



Conferenciante del cambio sobre liderazgo, motivación, productividad, equipos y empresa 2.0.Coaching de profesionales y directivos. Premio extraordinario en Psicología y autor de SuperProfesional (Grupo Planeta, 2015).



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