Organizar correctamente nuestra economía doméstica es el primer paso para poder disfrutar de unas cuentas saneadas, con todo lo que ello conlleva. Llevar un control adecuado de los gastos e ingresos que tenemos en nuestro hogar a lo largo de los meses nos permitirá dibujar una imagen precisa de nuestra situación económica real. Gracias a ello, seremos capaces de tomar nuestras decisiones financieras con conocimiento de causa y seremos mucho más efectivos a la hora de conseguir nuestros objetivos económicos. Además, sabremos que seremos capaces de superar los imprevistos financieros que puedan presentarse, y esto se traduce en tranquilidad para afrontar nuestro día a día. Por todo esto, vamos a ver una serie de consejos que nos servirán para organizar nuestra economía doméstica.
1. Analizar la situación actual
La organización y planificación de nuestra economía doméstica debe servirnos para hacernos con el timón de nuestra situación financiera, identificando los puntos fuertes y los puntos débiles de nuestra economía. Una vez determinados estos puntos, estableceremos la forma de actuar para que nuestra situación evolucione hacia la dirección que más nos interese. Pero no podemos saber cuál será el rumbo que deben tomar nuestras cuentas si no determinamos antes el punto de partida. Por ello, lo primero que deberemos hacer es un análisis pormenorizado de nuestra situación financiera actual. Para ello, tendremos que hacer un balance económico, de la misma manera que lo haría cualquier empresa. Así, determinaremos los activos y pasivos con los que contamos:
Activos: bienes muebles e inmuebles con los que contamos; ahorros; productos financieros de inversión, etc.
Pasivos: Hipotecas, otras deudas y cualquier otro gasto importante al que debamos hacer frente a lo largo del tiempo.
2. Establecer un presupuesto doméstico
Elaborar un presupuesto doméstico en el que contemplemos los ingresos y gastos globales de que dispone la familia nos ayudará a identificar las herramientas que tenemos para poder modificar nuestra economía. También nos servirá para establecer el tipo de gastos y la cantidad total de gastos que tenemos. Conociendo estos datos, podremos tomar decisiones encaminadas a priorizar y reducir estos gastos, con el fin de facilitar el ahorro. Es importante que seamos realistas al hacer este presupuesto familiar y que revisemos los gastos y los ingresos de manera mensual, con la intención de poder modificar posibles descompensaciones entre los gastos y los ingresos que puedan aparecer con el paso de los meses. Como hemos dicho, nuestro presupuesto contemplará:
- Ingresos: aquí recopilaremos todas las entradas de dinero en el hogar, teniendo en cuenta sueldos, rendimientos de productos financieros y otras inversiones, ayudas y subvenciones, y cualquier otro tipo de ganancias económicas.
- Gastos: diferenciaremos tres tipos diferentes en función de su importancia, con el objetivo de poder priorizar sus pagos según nos sea necesario y de eliminar los gastos superfluos. Estos tres tipos de gastos serán:
- Gastos fijos. Serán los gastos que no podremos eliminar bajo ningún concepto. Gastos vitales con pagos más o menos fijos y periódicos, como el gasto mensual en hipotecas o alquiler, el pago de créditos, etc.
- Gastos variables. Son gastos necesarios en nuestro día a día, por lo que no podemos eliminarlos, pero sí podemos intentar reducirlos. En esta categoría incluiríamos las facturas mensuales de luz, agua, calefacción, teléfono e Internet, etc. Son servicios que necesitamos, pero que, con una correcta planificación, revisando ofertas y modificando un poco nuestros hábitos, podemos hacer que sus facturas se reduzcan.
- Gastos prescindibles. Son gastos que podríamos eliminar sin demasiados problemas de nuestro día a día en caso de que la situación lo requiriese. En este ámbito, incluiríamos gastos relacionados con temas de ocio, caprichos, gastos como el tabaco, etc. Son los primeros de los que deberíamos prescindir en caso de que busquemos reducir nuestros gastos.
3. Definir nuestros objetivos económicos
Una vez que hemos determinado nuestra situación económica actual y que hemos elaborado un presupuesto mensual, tenemos la información que necesitamos para poder tomar decisiones con un cierto fundamento. El siguiente paso será definir nuestros objetivos económicos a corto, medio y largo plazo. Estos objetivos deberán ser alcanzables en función a nuestro nivel de gastos e ingresos y condicionarán directamente la dirección de estrategia financiera. Nuestros objetivos pueden contemplar una reducción de deudas, el ahorro para hacer frente a determinados gastos importantes (compra de vivienda, estudios de los hijos, etc.), el ahorro para la jubilación, etc.
4. Establecer nuestra estrategia financiera
Habiendo definido nuestros objetivos económicos ya sabemos hacia dónde queremos dirigirnos. Lo que debemos hacer ahora es valorar todos los datos que hemos recopilado hasta el momento y ver cuál es la mejor forma de conseguir que nuestros objetivos se materialicen. Para ello, y basándonos en nuestros ingresos y en nuestras necesidades de gasto mensuales, decidiremos qué gastos deberemos eliminar, cuáles debemos reducir, qué inversiones vamos a emprender o qué tipo de productos financieros nos van a ayudar a conseguir cumplir con nuestros objetivos.
5. Controlar y hacer un seguimiento de nuestra estrategia
Nuestra economía doméstica no depende de factores inamovibles, sino que es algo orgánico que va variando en el tiempo según varían nuestras circunstancias personales. Por ello, es importante que revisemos y reajustemos nuestra estrategia periódicamente. Deberemos analizar nuestra situación económica; repasar y actualizar nuestros presupuestos mensualmente para detectar nuevos gastos o encontrar nuevas oportunidades de ahorro; redefinir y priorizar nuestros objetivos económicos; y concluir si nuestra estrategia económica está facilitando la consecución de nuestros objetivos acorde a lo planificado, o si por el contrario necesitamos hacer algún que otro cambio.
Llevar un correcto control de nuestra economía doméstica requiere de una cierta inversión de tiempo y de trabajo, sin embargo, nuestras cuentas lo agradecerán. También hay que destacar la importancia de que todos los miembros de la familia conozcan y hagan suyos los objetivos, necesidades y estrategias financieras del hogar. De esta manera, todos focalizarán sus esfuerzos a la consecución de los objetivos marcados. Y una vez que tenemos control de nuestras finanzas, obtendremos también la tranquilidad necesaria para disfrutar al máximo de nuestra familia.