La ilusión es el motor que mueve a todos los emprendedores desde el minuto uno del inicio de un proyecto. Nos apasiona lo que hacemos, creemos en ello de forma constante e incluso cuando otros desconfían de nuestra capacidad para lograr objetivos, pero no lo hacemos solos: debemos rodearnos de un equipo que sea capaz de trabajar mano a mano, codo con codo, en una misma dirección.
Si bien la ilusión es un elemento indispensable en la vida de todo emprendedor, también lo es rodearnos de profesionales con los que compartir esta pasión. Trabajamos a diario para conseguir objetivos y lo hacemos exprimiéndonos mental y físicamente. Emprender no es un camino sencillo, ya lo he comentado en otros artículos en este mismo espacio. Cuando antes lo asumamos, mejor.
En este viaje arduo, la toma de decisiones lo es todo, y una de las más relevantes y necesarias es saber de quién nos vamos a rodear en el proceso. Hay que formar un equipo que tenga ilusión, pero también que sea competitivo y resolutivo cuando la situación lo requiera, especialmente lo segundo, pues la progresión del proyecto va a depender en gran medida de cómo de precisos funcionen sus engranajes.
Aquí entra en juego un factor imprescindible: saber delegar. Nuestra conexión con el equipo debe establecer una relación de confianza directa y continuada. Es indispensable que sepamos cómo trabaja nuestro equipo, cuáles son las limitaciones del mismo y hasta dónde podemos llegar con él. No tener confianza absoluta en nuestro personal es cometer un grave error.
Saber delegar de manera apropiada es fundamental para tener resultados. Os comparto algunos consejos profesionales para conseguirlo:
1.Elige a tu equipo con sentido común
Cuando realizamos procesos de selección de personal siempre medimos aspectos como la experiencia profesional o la formación académica. Buscamos gente que encaje en nuestro proyecto y lo sientan, no personas que trabajen por inercia. Conseguirlo no es sencillo, pero para ello debemos ser nosotros los primeros que confiemos en nuestra idea y lo sepamos transmitir.
Aquí la comunicación es clave. Cómo lo contamos, cómo lo hacemos, los objetivos que tenemos, lo que queremos conseguir a corto, medio y largo plazo con el proyecto… va a cambiar la percepción que otros (candidatos en este caso) tengan del mismo. Hay que saber comunicar para transmitir nuestro entusiasmo. Como líderes, debemos exprimir al máximo las herramientas de comunicación con las que contamos para hacer atractivo nuestro proyecto.
2. Define roles y tareas de forma clara
Una vez formado el equipo, es necesario que sepamos definir los roles en nuestro día a día profesional. Trabaja con una estructura organizativa que sea clara y directa nos va a facilitar las cosas El organigrama de la empresa es necesario. No se trata de establecer jerarquías marciales, pero sí de tener claro quién debe hacer qué, a quién se debe acudir en caso de necesidad, etc.
Establecer roles no es dar órdenes, es organizar el funcionamiento interno de la empresa con el objetivo de que las piezas de puzzles encajen en el proyecto. Aquí entra en juego nuestra capacidad para delegar, para saber asignar tareas entre nuestro equipo y establecer una relación de confianza óptima para que no todo dependa de nuestra capacidad de tomar decisiones.
3. Delegar es saber confiar
Una vez definidos los roles, nuestra capacidad para delegar debe determinar todo lo que hacemos en nuestro día a día. Confía en tus trabajadores, asigna tareas sensatas que puedan cumplir y déjales autonomía. Como emprendedor vas a trabajar a diario en mil y una tareas, por lo que no vas a poder llegar a todo. Es necesario que sepas confiar en tu equipo para cumplir objetivos.
4. Los errores son necesarios
Dentro del proceso de aprender a delegar, es necesario que sepamos aceptar no solo nuestros errores, sino también los de los demás. Nuestra labor diaria es fundamental para el devenir del proyecto; lo mismo sucede con las acciones de nuestros empleados y sus consecuencias. Si metemos la pata, se producen efectos; ellos también deben entender este concepto.
Para conseguirlo es necesario que apostemos por dar libertad al trabajador dentro de los límites que tenga nuestro proyecto. Así crearemos profesionales que trabajan de manera autónoma, que son resolutivos y que no dependen de aprobaciones para actuar en cada una de las situaciones que se dan. Dar capacidad de decisión es hacer que el trabajador se sienta parte de la corporación.
Mi experiencia profesional me confirma que delegar no es una opción, es una necesidad y una obligación para poder progresar en el terreno profesional. Cuando fundas un proyecto, necesitas un equipo en el que confiar, aliados en los que apoyarte de forma directa para poder conseguir los objetivos. También en lo económico. En mi caso, este territorio queda cubierto por Cuenta Facto que es un frente más dentro de mi estrategia en la economía.
