Cuando aceptas el rol de emprendedor y apuestas por montar tu propio negocio, tienes que dar numerosos pasos, muchos de ellos complejos.
No es sencillo iniciar una andadura en solitario, pero una vez dado el paso, te percatarás rápidamente de que la decisión más dura no fue esa. A lo largo de mi trayectoria profesional he tenido que tomar decisiones complicadas para determinar la evolución de mi negocio.
Todos cometemos errores y aprendemos con ellos. Eso es lo importante. Pero cuando lo hacemos, nos suele abrumar una ola de pesimismo que en ocasiones no nos deja derrotados. Como emprendedores es necesario no perder el norte y no dejarnos atrapar por este tipo de decisiones. Es importante asumir que vamos a tener que tomar decisiones difíciles, algunas de ellas incluso sin tener nada que ver (por elementos externos como cambios en el mercado) y que estas medidas tendrán reflejo en nuestra empresa. Estas son las decisiones más incómodas pero útiles que tendremos que tomar como emprendedores.
Potenciar los proveedores
A todos nos encantaría que en nuestra empresa tuvieran presencia todos los departamentos necesarios para llevar a cabo las tareas necesarias, pero no contamos con todo el capital disponible para conseguirlo, mucho menos cuando estamos dando los primeros pasos. Cuando empezamos a rodar, el capital debe ir destinado a aquellos frentes donde realmente lo necesitemos. Es por ello que la decisión más sabia es potenciar las relaciones con proveedores, agentes externos y colaboradores y acudir a las sinergias como solución.
Externalizar puede ser una vía para avanzar mientras estamos dando nuestros primeros pasos en el mundo empresarial. No necesitamos desde el primer minuto un departamento de comunicación o de publicidad si podemos contar con una agencia que nos lleve la parte de prensa. Tampoco es necesario que contemos con un departamento extenso de IT que cobra el cien por cien de los servicios de nuestra startup. Decisión importantísima: no aspires a más de lo que puedas conseguir y optimiza siempre la gestión de los recursos.
Recortes de personal
De toda mi carrera profesional, uno de los peores momentos que he podido vivir es cuando se tienen que producir recortes de personal. No es una situación cómoda para nadie: ni para quien debe ejecutarlos ni para los trabajadores afectados. He tenido la suerte de trabajar siempre en entornos cómodos donde ha primado el compañerismo y el buen trabajo, lo que hace aún más difícil este tipo de situaciones que en ocasiones están cien por cien justificadas por los números y que hasta pueden derivar de elementos ajenos a la propia empresa (cambios bruscos en el panorama fiscal, pérdida inesperada de inversores, etc.).
Cerrar proyectos (o parte de ellos)
Otra de las peores situaciones a las que se puede enfrentar un emprendedor es tener que tomar la dura decisión de cerrar un proyecto o una de sus vertientes.
No es fácil decir “no” a una idea que llevamos años desarrollando porque no ha tenido el éxito comercial que se esperaba, pero estamos en la obligación de hacerlo. Siempre recomiendo que este tipo de situaciones no se asuman únicamente como fracasos, sino como procesos de aprendizaje. No te quedes en lo negativo, sino en todo lo que has aprendido por el camino, en las experiencias vividas y en cómo te nutren como profesional para el futuro. Filosofía indispensable.
Tener capacidad de autocrítica
Muy relacionado con el punto anterior, para todo emprendedor es complicado en sus primeros pasos, pero es fundamental para crecer como profesional.
Tenemos que estar siempre abiertos a la autocrítica y a someter al juicio ajeno todos nuestros proyectos e ideas. De nada sirve centrarse en nuestra opinión unitaria y obviar lo que nos recomienden los demás. Limitarnos a nuestro campo de visión nos ciega y no nos deja ver más allá. Es la peor decisión que podemos tomar para crecer. Amplía tus horizontes, consulta a tus aliados y valora todas las opiniones antes de tomar decisiones de peso. La autocrítica es una gran cualidad.
Admite los fracasos y avanza
Siguiendo con nuestra capacidad para ver más allá, sé que no es fácil reconocer una metedura de pata cuando ésta afecta a la viabilidad de un negocio pero de nada sirve no hacerlo. De hecho, es contraproducente.
La única medida posible cuando tenemos que enfrentarnos a un fracaso profesional es avanzar. Toda decisión contraria es un error mayúsculo. No pasa nada por reconocer que las cosas no se han hecho tan bien como se debía. Es mucho más beneficioso para la empresa y el proyecto aceptar los errores, aprender con ellos y decidir cuáles serán los mejores siguientes pasos. No es fácil, lo sé, pero se consigue.
Espero que estos puntos sirvan de ayuda para quienes están planteándose emprender. No es un camino sencillo. Estará lleno de dificultades y necesitarás los mejores aliados.