Emprender es asumir una condición profesional que te va a marcar de por vida. Generalmente, en el 99 por ciento de los casos será en forma de autónomo, y ello conlleva ciertas características que comentaremos a continuación.
1. Como emprendedor, tu trabajo vale dinero
Se tiende a pensar que cuando trabajamos para nosotros mismos no contamos con un sueldo porque el proyecto es nuevo, es nuestro e invertimos tiempo propio. Gravísimo error. Todo emprendedor debe contabilizar su inversión personal de tiempo y trabajo en capital. Una cuestión es que se hagan sacrificios (ajustar el sueldo bajo mínimos), pero la retribución debe estar ahí.
Uno de los principales errores que vengo viendo con los años y que hasta yo tuve “el placer” de cometer en mis inicios es el de no valorar mi trabajo como emprendedor. El todo por el proyecto es un mantra que se debe interiorizar, pero al que quitarle la importancia de un sueldo propio, por pequeño que sea, puede terminar agotándonos la paciencia y lastrando el proyecto.
2. Las cuentas siempre claras
Desde el primer momento, premisa básica: las cuentas claras. Conoce lo que entra en la empresa, lo que sale. Ten inventario de todos los materiales, por pequeño que sea. Mantén siempre a mano el balance de ingresos y de gastos, actualízalo y compártelo con aquellos socios que deban conocerlo. Ocultando detalles el único que acaba engañado en el proceso eres tú mismo.
Una buena economía empresarial es aquella cuya gestión es transparente. Que todos tus colaboradores cercanos tengan conocimiento del estado de la empresa hace que se impliquen más con ella. Un barco no navega cuando el capitán es la única persona que conoce lo que tiene en la bodega. La incertidumbre es el peor enemigo del emprendedor cuando cuenta con trabajadores.
En este sentido, resulta fundamental que apostemos por un sistema de gestión financiera que nos presente todos los datos de forma clara y directa, y que de paso aporte ciertas ventajas. Cuenta Facto, un depósito online de alta remuneración (ofrece una rentabilidad de hasta el 1,50%TAE*), sigue siendo para mí un gusto por la comodidad que ofrece a nivel de gestión, algo fundamental cuando nuestro tiempo es un recurso preciado que no podemos desaprovechar.
3. Bienvenido a tu pesadilla: el papeleo
Dicen que uno de los peores momentos a los que se enfrenta todo autónomo tiene que ver con la gestión del “papeleo” de nuestra actividad profesional. Es el territorio donde inicialmente surgen más dudas y donde contar con apoyo es imprescindible si no quieres terminar sufriendo las consecuencias de los errores. Prepárate para sufrir con la administración pública.
Es fundamental que como emprendedores sepamos cuáles son nuestras obligaciones como trabajadores por cuenta propia. Grábate a fuego conceptos como IVA, IRPF, declaración trimestral, etc. Pero sobre todo recuerda: no tener conocimiento de algo no te exime de la multa. Es fundamental que lleves al día todas tus obligaciones fiscales para no tener sorpresas.
Mi recomendación es que cuentes con un gestor, pero no con uno cualquiera, con una persona que sea de confianza y sepa al cien por cien lo que está haciendo. Busca gestores que tengan experiencia en la gestión fiscal de PYMES y a poder ser que conozcan el sector empresarial donde se incluye tu proyecto. Pagar una mensualidad al gestor te va a quitar muchos quebraderos de cabeza.
4. Estudia la fiscalidad de tu sector y exprímela
Probablemente en el plan de empresa hayas tenido en cuenta muchos factores, entre ellos el análisis concienzudo de tus competidores. A la hora de cubrir con tus objetivos financieros, tienen la obligación de conocer al dedillo cómo funciona tu sector en términos fiscales para estar preparado para todo lo que pueda venir y saber aprovechar aquellas situaciones que te sean beneficiosas.
No es lo mismo emprender en la compra-venta de productos de segunda mano entre particulares, que ofrecer un servicio de transporte privado o invertir en energías renovables. Cada uno de estos segmentos tiene particulares legales que debemos tener en cuenta a la hora de definir nuestra estrategia empresarial y que nos harán virar en una u otra dirección por cuestiones ajenas a nosotros.
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