Incentivar el rendimiento de los empleados en el mundo de la empresa es fundamental. ¿Existen ciertas claves o recomendaciones para potenciar el equipo humano y conseguir mejores resultados? La respuesta es afirmativa, pero con muchos matices. Contar con un equipo profesional que se sienta cómodo en el trabajo es la norma básica.
Sí, porque el rendimiento no solo se mide con números; también se mide con la capacidad que tienen los empleados de adaptarse a nuevas situaciones y funcionar bajo presión cuando sea necesario. Al igual que no existe el ser humano perfecto, tampoco el empleado perfecto, pero precisamente en esas imperfecciones que tenemos es donde podemos encontrar las claves de nuestro potencial.
Rendimiento no es trabajar de 9 de la mañana a 9 de la noche. Rendimiento no es tener una base de datos de usuarios infinita. Rendimiento tampoco es contar con profesionales que solo sean eficientes bajo presión. Conseguir que un equipo rinda al máximo no es sencillo, pero tampoco es una tarea imposible. Comparto algunos consejos para quienes buscan optimizar su equipo de trabajo.
Rendimiento no es trabajar más horas
Decía que rendimiento no es trabajar más horas. Es cierto que en alguna ocasión las horas extra van a estar presentes. Hay picos de trabajo y son necesarias para cubrir las tareas que se tienen que sacar adelante, siempre y cuando estas horas de trabajo adicional sean correspondidas. Porque sí: compensar al trabajador por sus esfuerzos es una forma óptima de motivar y potenciar su rendimiento.
Pero para conseguir mejorar el rendimiento profesional de un equipo, la mejor técnica es que todo el trabajo salga dentro del horario establecido. Fuera de la oficina se vive, no se trabaja. Esta máxima aplicada al día a día solo se consigue organizando las tareas de forma apropiada: con orden, horarios específicos para cada tarea, coordinación apropiada entre equipos, tareas bien repartidas, etc.
Un equipo que tiene que trabajar 10 horas diarias para sacar adelante tareas cuando la jornada debe ser de 8 horas no solo rinde mal; también está suponiendo un coste económico innecesario para la empresa. Dicho esto, queda claro que trabajando las horas correctas de forma apropiada no solo se aumenta el rendimiento, sino que también se potencia la cara económica de la empresa.
También toman decisiones: hay que delegar
Los empleados con capacidad para tomar decisiones rinden mejor por mera inercia. Son capaces de desobstruir los engranajes cuando eligen el camino a seguir en según qué condiciones de indecisión. Como jefes y gestores, debemos saber delegar en nuestros empleados. No hacerlo supone la creación de tapones en los procesos diarios de trabajo que terminan afectando al rendimiento.
Con esto no quiero decir que se evite la escala de mando, una jerarquía que es tan necesaria como fundamental en toda empresa, pero sí que exista margen de maniobra para nuestros empleados a la hora de tomar decisiones necesarias para el día a día. La jerarquía debe existir y ser clara en todo momento: solo así optimizaremos procesos y resolveremos rápido dudas del día a día.
Se resolutivo, pero también atento
Nuestra misión con jefes es ser resolutivos, pero también necesitamos estar atentos a las necesidades de nuestros empleados llevando a cabo tareas como resolver dudas sobre la marcha, atender lo que necesitan en su día a día, tener visión de futuro con el equipo de trabajo, etc. Un jefe que es capaz de resolver situaciones comprometidas ante sus trabajadores es el mejor ejemplo.
Otro punto tan clave como recomendable es motivar a los trabajadores más allá de la jornada laboral. Debemos saber a qué se dedican fuera del trabajo sin ser intrusivos. Un empleado emprendedor es un valor añadido para la empresa. Conocer sus ideas y sus proyectos puede servirnos para crear interesantes sinergias y potenciar su faceta emprendedora dentro de la compañía.
Tenemos que dar ejemplo
La atención al trabajador, saber lo que hacen en su día a día profesional y conocerlos dentro del ámbito de la oficina es imprescindible para mejorar el rendimiento y motivar. Como jefes, estamos en la obligación de tener constancia de todo lo que sucede en nuestra oficina: es imprescindible no solo para conseguir saber qué sucede en nuestra empresa, sino para dar ejemplo.
Aunque en ocasiones sea imposible estar encima de todo de ahí que insista en la importancia de saber delegar, nuestros trabajadores deben encontrarse con un jefe que sea capaz de transmitir que ama el proyecto y los sigue constantemente. Resulta una obviedad, pero no pocas personas me han comentado casos de equipos que se han ido al garete por la desidia del capitán. Debemos dar ejemplo.
Potenciar el rendimiento del equipo no es sencillo y ni siempre posible. Está claro que para conseguirlo tienen que darse una serie de ingredientes que optimicen nuestro trabajo día a día, y que para lograrlos necesitamos elegir bien las piezas que componen nuestro puzle profesional. Es por ello que conviene buscarse aliados apropiados en cada faceta, y en mi caso el aliado indispensable a efectos financieros es Cuenta Facto. Tanto en lo profesional como en lo personal.
