Una de las últimas tendencias que están tomando fuerza en el mundo de la arquitectura y la jardinería es la creación de jardines verticales o muros verdes. Se trata de una excelente manera de decorar espacios, tanto interiores como exteriores, aportando un toque de naturalidad a nuestros hogares, lugares de trabajo o cualquier otro lugar que se preste a ello. Además, el uso decorativo de plantas en jardines verticales brinda también una serie de beneficios para los usuarios de estos espacios. Por ello, hoy veremos qué ventajas tienen los jardines verticales como elemento ornamental y qué consideraciones debemos tener en cuenta a la hora de montar el nuestro.
¿Qué ventajas tienen los jardines verticales?
La principal ventaja de los jardines verticales es que nos permiten emplear plantas ornamentales para decorar ubicaciones interiores o exteriores, pero sin ocupar demasiado espacio horizontal. Este espacio horizontal es en el que nosotros nos desenvolvemos, por el que nos movemos y en donde colocamos la mayor parte de objetos y mobiliario de nuestra casa o de nuestra oficina. De esta manera, los jardines verticales se presentan como una forma perfecta de poder tener plantas en espacios reducidos. Además, la disposición vertical del jardín aporta también un efecto sorpresa desde el punto de vista decorativo, ya que aunque también existen jardines verticales en la naturaleza, esta no es la forma más habitual en la que nos encontramos con plantas y otros vegetales.
A esto, debemos sumar también el resto de efectos beneficiosos para nosotros que nos ofrece el hecho de compartir los espacios que habitamos con plantas: purifican el aire, absorbiendo la contaminación atmosférica; tienen una gran capacidad reguladora de la temperatura y la humedad, haciendo mucho más agradables para nosotros estas condiciones en las estancias; y nos acercan a la naturaleza, creando ambientes relajantes y tranquilizadores. Si además de todo esto, decidimos incorporar alguna especie comestible a nuestro jardín vertical, nuestro paladar también nos lo agradecerá.
¿Qué debemos tener en cuenta al montar nuestro jardín vertical?
La realización de un jardín vertical no tiene por qué ser especialmente complicada. Todo dependerá del tipo de jardín, tamaño y complejidad que queramos para nuestro espacio, de las plantas que elijamos y de nuestros conocimientos sobre botánica y bricolaje. En cualquier caso, en la actualidad ya es posible encontrar empresas especializadas en el montaje de este tipo de jardines, por lo que si no queremos hacerlo nosotros mismos siempre podemos contratar sus servicios. Pero también es cierto que haciéndolo nosotros mismos disfrutaremos más de todo el proceso, aprenderemos y estaremos más satisfechos con el resultado. Los siguientes aspectos son los más importantes a la hora de construir un jardín vertical.
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1. Diseño
Lo primero que deberemos hacer antes de construir nuestro jardín vertical es diseñarlo. Debemos ser capaces de previsualizar cuál es el resultado final al que queremos llegar y los efectos estéticos que queremos conseguir. ¿Qué tamaño tendrá nuestro jardín? ¿Queremos que tenga una forma aplanada y contenida o por el contrario más tridimensional? ¿Qué color o colores queremos que compongan nuestro jardín? ¿Va a ser un jardín interior o exterior? Una vez que seamos capaces de responder a estas preguntas estaremos preparados para los pasos siguientes.
2. Estructura o soporte
Una vez que hemos decidido cuál es la forma, tamaño y distribución que va a presentar nuestro jardín, deberemos construir el soporte o la estructura que lo va a contener. En función de lo que hayamos decidido en el apartado anterior, nos decantaremos por unos materiales u otros: madera, plásticos, tela, piedra, macetas, etc. O podremos decantarnos por un sistema prefabricado modular que se adapte a nuestras necesidades y así pasar directamente al siguiente paso.
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3. Sustrato
El sustrato es el medio natural en el que van a vivir y a desarrollarse nuestras plantas. El tipo de sustrato que elijamos vendrá determinado por las plantas que queramos introducir en nuestro jardín, ya que éstas deberán obtener de este sustrato los nutrientes que necesitarán para su correcto crecimiento. Y a su vez, el sustrato elegido determinará el tipo de sistema de riego a emplear en nuestro jardín vertical. Podemos usar simple tierra para cultivos, preparados con fertilizantes, sustratos específicos para cultivos hidropónicos (cultivos que emplean soluciones minerales en lugar de tierra), etc. Si no estamos demasiado habituados a la jardinería y tenemos dudas en este punto, lo mejor es que consultemos en algún vivero o en tiendas especializadas donde nos recomendarán qué tipo de sustrato es el más adecuado para nuestras plantas y hierbas.
4. Sistema de riego
Una vez sabemos qué tipo de sustrato necesitamos para nuestro jardín, tendremos que diseñar el sistema de riego más adecuado para hidratarlo. Aquí el grado de complejidad del sistema de riego lo determinará también el cuidado que requiera cada planta y el tiempo de que dispongamos nosotros para darles ese cuidado. Podemos optar por lo más sencillo, que es regarlas de forma manual cuando estimemos oportuno. Pero si queremos que nuestro jardín pueda mantenerse unos días más o menos solo, sin necesidad de que estemos pendientes (para cuando no tenemos tiempo, cuando salimos de vacaciones, etc.), la mejor opción puede ser un sistema de riego por goteo, que podremos configurar para que aporte a cada planta la cantidad de agua que necesite de forma automática. Algunos sistemas modulares de montaje de jardines verticales prefabricados ya incorporan este tipo de sistemas de riego de manera estándar, por lo que si nos decantamos por esta opción, tendremos algo menos en lo que pensar. Si decidimos hacerlo nosotros, necesitaremos un adaptador para toma de agua con temporizador y tuberías para sistemas de riego por goteo que se adapten a nuestro diseño (tamaño, longitud, caudal de agua, etc.).
5. Elección de las plantas
Realizado todo lo anterior, llega el último paso para poder montar con éxito nuestro jardín vertical. Y en este caso, es el más importante de todos. Al planificar nuestro jardín, debemos ser conscientes de que las plantas, hierbas y otros vegetales que queramos cultivar, son también seres vivos. Esto significa que van a tener una serie de necesidades específicas, principalmente de luz y de agua; y que se van a ver afectadas por las condiciones medioambientales que las rodean: humedad, temperatura, exposición directa a la luz, pH del medio, etc. Una vez establecido el espacio en el que montaremos nuestro jardín vertical (exterior o interior), el diseño al que queremos llegar y las condiciones del medio en el que vamos a realizar el cultivo, podremos determinar qué plantas son las más adecuadas para nosotros.
Por otra parte, es también especialmente importante que conozcamos las relaciones e interacciones que pueden producirse entre las diferentes especies vegetales que escojamos. De esta forma, maximizaremos las posibilidades de viabilidad de todas ellas. Debemos pensar en nuestro jardín como en una especie de comunidad, por ello, tendremos que procurar que las diferentes especies puedan convivir manteniendo relaciones de asociación entre ellas. Si no tenemos en cuenta la forma en que interactúan unas plantas con otras, podremos tener problemas con el reparto del agua, con la correcta exposición todas de las plantas a la luz, puede darse el caso de que unas especies parasiten a otras, que se transmitan plagas o enfermedades, etc. Una vez más, cuanto más investiguemos y conozcamos a nuestras plantas, mejor.
Teniendo en cuenta estos consejos, conseguiremos seguro que nuestro jardín vertical aporte alegría y acerque la naturaleza a nuestro espacio. También podremos ver cómo nuestras plantas crecen y se desarrollan sanas, sin amenazas que han peligrar su supervivencia. Y veremos como todo ello influye positivamente en nuestro estado de ánimo.
