El estrés es uno de los males más comunes entre los trabajadores de los países desarrollados. El ritmo de vida en las grandes ciudades, la aceleración que nos han traído las nuevas tecnologías o el enfoque en la competitividad del mundo empresarial son algunos de los factores que contribuyen a aumentar nuestros niveles de estrés. Ante esta situación, pueden llegar a darse momentos de bloqueo que hacen que nuestra productividad disminuya e incluso pueden suponer un problema para nuestra salud. Por ello, hoy vamos a conocer un poco mejor qué es el estrés y cómo podemos hacerle frente siguiendo algunos consejos.
¿Qué es el estrés?
El estrés es una respuesta instintiva de nuestro organismo ante situaciones que nos producen tensión. Esta respuesta modifica nuestros ritmos y procesos biológicos de cara a prepararnos para que seamos capaces de dar una respuesta a la situación que nos ha causado este estrés. Es una forma que tiene nuestro cuerpo de impulsarnos a la acción: aumenta nuestro ritmo cardíaco y nuestra tensión arterial; segregamos más cortisona, hormona que incrementa nuestra capacidad metabólica para obtener un extra de energía; incrementa la tensión muscular; etc. Este tipo de mecanismos pueden ser realmente útiles en determinadas situaciones. Pensemos que el ser humano no siempre ha dispuesto de las comodidades de las que gozamos hoy en día. Hace miles de años, estas respuestas de nuestro organismo podían marcar la diferencia en situaciones cruciales: para escapar de un depredador, en la caza o en cualquier otro momento de peligro. Pero en la actualidad, el mantenimiento de este estado de estrés en nuestro día a día laboral puede llegar a causarnos auténticos problemas de salud tanto físicos como mentales.
¿Qué efectos tiene el estrés en el entorno laboral?
El estrés laboral supone un descenso del rendimiento del trabajador que lo sufre. Puede conllevar un descenso de la capacidad de la concentración e incluso llevar al bloqueo. Esto incrementa también los niveles de ansiedad y puede afectar directamente a la salud de los trabajadores, pudiendo causar, entre otros, dolores musculares o problemas cardiovasculares.
Todo ello se traduce en una pérdida de competitividad por parte de la empresa, un incremento del absentismo laboral y un aumento del gasto en recursos humanos: cobertura de bajas laborales, rotación de plantillas, descenso de la productividad de los empleados, etc.
¿Cómo podemos combatir el estrés laboral?
Desde el punto de vista de la empresa, pueden tomarse una serie de medidas interesantes a la hora de gestionar y reducir los niveles de estrés de la plantilla: implantación de programas de bienestar laboral (talleres enfocados a la gestión del estrés, fomento de actividades deportivas, masajes, etc.); flexibilidad horaria, valorando la posibilidad de hacer adaptaciones de horarios, reducciones de jornada o implantación de opciones de teletrabajo, ; programas de salud laboral; apoyo psicológico y asesoramiento, etc.
Pero como trabajadores, nosotros mismos podemos seguir también una serie de pautas que nos ayuden a combatir y a controlar nuestros niveles de estrés. Son consejos de sencilla aplicación que nos permitirán rendir mejor en el trabajo y, en general, ser más felices dejando el estrés a un lado. Veamos cuáles son.
1. Identificar qué nos produce el estrés
El primer paso para que podamos combatir el estrés es que sepamos reconocerlo cuando este aparece. Si nos encontramos más nerviosos, notamos que aumenta nuestra ansiedad, que nuestros músculos están contraídos (principalmente los de la espalda, hombros y los músculos faciales). En estos casos, es muy posible que estemos acumulando niveles excesivos de estrés. Debemos ser capaces de observarnos a nosotros mismos para poder llegar a esta conclusión. Una vez hecho esto, podremos pararnos a pensar en cuáles son las causas que nos están generando este estrés para, si fuese posible, ponerles solución.
2. Organizarnos, priorizar objetivos y aprender a gestionar nuestro tiempo
Una buena organización del trabajo que debemos llevar a cabo día a día puede ayudarnos a contener el estrés. Saber qué tenemos que hacer en cada momento nos permite tener una imagen global de nuestras tareas, de manera que percibamos una mayor sensación de control sobre lo que hacemos.
Una vez que sabemos cuáles son nuestros objetivos laborales, debemos ser capaces de ordenar su ejecución en función de las necesidades de la empresa, y también de nuestra capacidad y criterio personal para desarrollar el trabajo de la mejor manera posible. Es importante que dividamos nuestras tareas en objetivos pequeños y asequibles, de manera que podamos ir cumpliéndolos progresivamente. También debemos intentar centrarnos en cada uno de estos pequeños objetivos cuando nos toque, sin que nuestro pensamiento se adelante a los siguientes, algo que dificultaría nuestra concentración.
3. Hacer descansos
Los momentos de descanso dentro de nuestra jornada laboral son tan importantes como el tiempo durante el que trabajamos. Debemos respetar estos descansos que idealmente estarían repartidos regularmente a lo largo de toda la jornada. Descansar 5 minutos por cada hora trabajada nos permitirá renovar nuestras energías y nos ayudará a desconectar nuestra mente, rebajando así nuestros niveles de estrés. Además, estos pequeños descansos harán que nuestro tiempo de trabajo sea más productivo.
4. No pensar en exceso en aquellos problemas que nos generan estrés
Una vez identificados los problemas que nos generan estrés, ya sean laborales o del ámbito de nuestra vida personal, debemos intentar no pensar en ellos por encima de lo necesario. Saber que un problema nos genera estrés puede contribuir a aumentar más aún este estrés. Por ello, lo más inteligente es centrar nuestro pensamiento en buscar soluciones. Una vez hecho esto, debemos intentar desterrar estos pensamientos de nuestra cabeza en la medida de lo posible.
5. Vigilar nuestra postura en el trabajo
La jornada laboral ocupa gran parte de nuestro tiempo cada día. Por ello, tenemos que intentar mantener una postura de trabajo correcta, que no favorezca la aparición del estrés. Mantener la espalda recta, evitar cruzar las piernas y los brazos, evitar las torsiones del tronco, no realizar movimientos repetitivos o vestir ropa cómoda son algunas de las cosas que podemos hacer respecto a ello.
6. Realizar ejercicios de relajación
Realizar ejercicios de relajación cada cierto tiempo durante nuestro día a día en el trabajo es también muy útil para alejarnos del estrés. Podemos realizar ejercicios de respiración, que nos ayudarán a bajar nuestros biorritmos; estiramientos corporales o ejercicios de relajación facial. Con un par de minutos será suficiente para que nos sintamos más cómodos y calmados al momento.
7. Hacer ejercicio físico
El ejercicio físico moderado es muy positivo de cara a mantener bajos los niveles de estrés. La práctica de algún deporte nos ayudará a eliminar la tensión física y mental acumulada durante nuestra jornada de trabajo. También nos permitirá liberar serotonina, dopamina y endorfinas, hormonas que nos aportarán una sensación de bienestar y de calma y que nos ayudarán a descansar mejor.
8. Disfrutar de tiempo libre de calidad y centrarnos en el momento presente
Para poder rendir en el trabajo y, más importante, para ser felices, es imprescindible que dispongamos de tiempo libre. Y este tiempo libre debe ser además de calidad. Períodos en los que podamos disfrutar de la familia y de los amigos. Un tiempo dedicado al ocio, en el que cultivemos nuestras aficiones, desconectemos profundamente del trabajo y descansemos. Para ello, es necesario que sepamos disfrutar del momento actual y que no vivamos en una constante postergación de nuestros momentos de placer. Algo que no siempre es fácil cuando el estrés nos impide alejar nuestra mente del trabajo. Leer, caminar, bailar, viajar, pintar, escuchar música… Cualquier actividad que nos motive y nos sirva para relajarnos es válida para cumplir con este propósito.
Siguiendo estos 8 consejos lograremos reducir nuestro estrés laboral, alejándolo también de otros ámbitos de nuestra vida. Así ganaremos en salud, en tranquilidad y en felicidad. Y además seremos capaces de dar lo mejor de nosotros en el trabajo.
