Cuando una empresa comienza a crecer, lo natural es que los ingresos también se escalen, de lo contrario estaremos ante un problema de financiación muy serio. Como emprendedor la experiencia me dice que el buen camino de un negocio es equilibrar ingresos y gastos con visión a futuro, de manera que podamos responder a posibles crisis e imprevistos. A veces es complicado adelantarse a estas condiciones, pero la experiencia es la que nos va a permitir hacerlo. Un buen camino para conseguirlo es combinar el ahorro con la inversión.
No arriesgues sin previsión
Al igual que cuando presentas tu proyecto ante un inversor lo haces definiendo las líneas de expansión que seguirá tu negocio durante los años venideros, cuando ya estás en marcha y quieres tomar caminos para seguir creciendo también necesitas la planificación. El mejor camino para no meter la pata es tratar de mantener el volumen de ahorro reducido lo más mínimo a pesar de la inversión que requieres hacer para impulsar el negocio. Inversión en nuevos proyectos no es igual a arriesgar todo el capital del que depende el proyecto principal.
La ecuación es sencilla: el retorno de inversión debe ser siempre positivo y como mínimo cubrir los costes del nuevo proyecto. Si cumples esta máxima, no te enfrentarás a problemas. Un proyecto puede impulsar a otro en su nacimiento, pero nunca debe suponer una soga al cuello por una inversión mal enfocada. Para evitarlo, es fundamental no arriesgar sin previsión. Redefine el plan de empresa como el primer día antes de dar los pasos y los acometerás con las garantías mínimas para no terminar fracasando.
Mantén una salvaguarda presente
Incluso con el máximo cuidado, ciertos agentes externos no controlables pueden provocar que un proyecto no vaya todo lo bien que debiera. Para evitar que se produzca una catástrofe, es fundamental que nuestros ahorros no estén cien por cien destinados al proyecto. Es tan simple como no destinar el cien por cien del capital a la expansión de la empresa, sino mantener un porcentaje holgado para cubrir costes de emergencia en caso de necesidad. Un 30 por ciento de lo invertido creo que es la cifra óptima para no meter la pata.
Mi experiencia como emprendedor me dice que esta salvaguarda de capital puede terminar ayudándonos a recuperar un proyecto herido por una mala decisión. Ni el plan de negocio más infalible se libra de los agentes externos que mencionaba antes. Piensa en un cambio de legislación que regula de otra manera tu modelo de negocio o en una subida de los impuestos que gravan la actividad que desarrollas. Lo hemos visto en España en estos últimos años (mayor IVA e IRPF). Este montante que dejamos para cubrirnos la espalda nos salva de entrar en pérdidas en casos como estos.
Estudia tus recursos antes de invertir
Pensemos en una empresa que quiere expandir un departamento para expandir el volumen de negocio o crear una delegación en otra ciudad para cubrir un mayor rango geográfico. De entrada, lo primero que se nos viene a la cabeza es contratar más personal, disponer de nueva oficina, ampliar las redes de distribución, etc. Es un pensamiento lógico, pero demasiado rápido. El primer paso que debes dar es responder a esta pregunta: Con los recursos actuales de la empresa, ¿podrás desempeñar esas actividades adicionales?
La idea principal es analizar cómo estás distribuyendo los recursos (humanos y materiales) para encontrar posibles “fugas” o situaciones en las que no se estén optimizando lo suficiente. Quizás exista un departamento donde la carga de trabajo haya dejado de ser alta o dependa de criterios temporales y puedas reconducir recursos a este nuevo proyecto sin necesidad de escalar el personal. Antes de tomar decisiones de ampliación es indispensable valorar si lo que tenemos en movimiento funciona como es debido.
No tomes decisiones a la ligera: consulta
He trabajado con muchos emprendedores que han acudido a mi como mentor para tratar de guiarlos por el camino correcto y tengo claro que en este tipo de situaciones no se trata tanto de tener la oportunidad de realizar consultas a alguien con experiencia, sino de saber aceptar los consejos que se ofrecen. Uno de los principales problemas que detecto es el exceso recelo por un proyecto, algo que en ocasiones termina siendo negativo para el mismo. Es necesario amar tu idea, pero no hacerlo de forma ciega porque no podrás ver los errores.
Así, a la hora de realizar una inversión es indispensable tener aliados a los que consultar y saber asimilar sus consejos para mejorar el proyecto y recorrer el camino correcto. Siempre que estemos ante un movimiento de gran calibre para el devenir de nuestra empresa estamos en la obligación de consultar a nuestros aliados, más si son inversores del proyecto. Lamentablemente he visto cómo algunos inversores retiran su apoyo a un proyecto ante la falta de contacto por parte de los emprendedores. Usa la comunicación como arma.
A la hora de invertir, más cuando estamos ante un proceso de expansión de nuestra empresa, el ahorro es fundamental y Cuenta Facto sigue siendo la opción que recomiendo para destinar aquellos excedentes de capital que cualquier empresa desee rentabilizar, porque ofrece gestiones sencillas en poco tiempo, y como os he comentado, la gestión de nuestros recursos es clave para cumplir objetivos. A mayores facilidades para hacerlo, mayores oportunidades de éxito.