En la frontera entre Argentina y Brasil, hay unas cataratas que son una de las 7 maravillas naturales del mundo. Pero para entender la dimensión de esta joya natural hay que dejar claro que es imposible verlas desde un solo punto (o un solo mirador). La extensión de estos saltos de agua en la selva es tan inmensa que hay que caminar por kilómetros de pasarelas y senderos para asomarse en diferentes puntos: son más de 2 kilómetros de saltos (exactamente 275 saltos) de agua estremecedores en un marco de selva tropical. Y en caso de visitarlas, seguramente sentirás estar enfrentado a uno de los paisajes naturales más asombrosos y conmovedores del planeta.
El río Iguazú transcurre como un río calmado y caudaloso antes de llegar al accidente acantilado de roca que da origen a las cataratas. Se trata de un río ancho e inmenso, de ahí que tenga tanto caudal como para alimentar a esta “bestia de agua”. El río avanza y en medio de la jungla se encuentra con un lecho rocoso “quebrado”, lugar donde empieza a desplomarse como si fuera un mar hasta caer decenas de metros.
Al ser un río que hace de límite entre Argentina y Brasil, las cataratas están divididas en saltos de agua en ambos territorios. Desde hace muchos años todo este ecosistema está protegido dentro de parques nacionales en ambos países (en Argentina en la provincia de Misiones, y en Brasil en el estado de Paraná). Y ello significa que para visitarlas hay que hacerlo tanto del lado brasilero, como el argentino.
Lo ideal es dedicar al menos dos o tres días para recorrer todos los senderos que nos llevan a las cataratas para verlas desde todos los ángulos: desde abajo, desde el río antes de dar el salto (hay pasarelas y miradores que son absolutamente impresionantes por el lugar en que se encuentran rodeados de estruendo de agua), incluso es posible navegar el río y acercarse a las caídas de agua para empaparse (una experiencia a pura adrenalina).
Se suele decir que Argentina tiene la mayoría de las cataratas o saltos dentro de su territorio (el escenario), y Brasil las mejores vistas panorámicas (el anfiteatro), pero lo cierto es que ambos lados son imperdibles.
En el lado de Brasil los senderos son más breves, pero las vistas son siempre majestuosas. En el lado argentino, los senderos son más extensos, y nos llevan a vivir las cataratas “por dentro”. Incluso hay un sendero que es algo así como la estrella que todo visitante tiene que ver: después de caminar por unas pasarelas sobre el río algo más de kilómetro y medio, nos acercamos hasta ver desde lo alto la llamada “Garganta del diablo”. Se trata de un auténtico embudo de agua descomunal, uno de los puntos más caudalosos de las cataratas en donde el acantilado parece tragarse un mar completo. Desde el mirador de la Garganta del Diablo nos quedaremos sin palabras una vez más ante un espectáculo tan imponente: estaremos a solo unos metros de el “gran salto” desde 80 metros de alto, y el caudal de agua es tal que genera un vapor húmedo que se eleva como una chimenea al cielo.
Además, dentro de ambos parques en cada país, disfrutaremos del contacto con la naturaleza exuberante de la selva. Hay coatíes (que nunca hay que alimentar, pero que suelen hurgar por alimentos de los turistas en el momento en que se distraen), hay mariposas de ecosistema tropical que se cruzan permanentemente en nuestra vista, hay decenas de especies de plantas, e incluso dentro del parque, felinos de gran tamaño (aunque claro que no están en las zonas turísticas, sino en zonas más salvajes).
Las Cataratas de Iguazú fueron recientemente elegidas como una de las siete maravillas naturales del mundo, una denominación que ha impulsado aún más su fama (además de la llegada de turistas a la región).
Visitar las Cataratas de Iguazú también nos puede requerir más días si programamos experiencias de naturaleza como excursiones organizadas por senderos, además de visitas a las ciudades cercanas (Puerto Iguazú en Argentina, y Foz de Iguazú en Brasil) con zonas de compra con impuestos reducidos.
Pocos lugares del planeta nos dejarán tan fascinados: un auténtico horizonte de cascadas, un inmenso mar cayendo al abismo, un jardín botánico natural de selva rodeando toda esa belleza, mariposas, fauna silvestre. Y todo además con un clima tropical con temperaturas de templadas a cálidas durante casi todo el año. El auténtico jardín del edén perdido en la jungla.
Cómo llegar y visitar las Cataratas de Iguazú
Tanto desde las principales ciudades de Brasil y Argentina hay vuelos directos a Foz de Iguazú y a Puerto Iguazú respectivamente (Desde San Pablo, Río de Janeiro o Buenos Aires). La existencia de las cataratas ha permitido sustentar toda una enorme oferta de hoteles de variadas categorías y precios a ambos lados de la frontera. Lo usual es hacer de dos a tres noches en cualquiera de estas ciudades y visitar las cataratas tanto desde el lado Brasil como el de Argentina. Los pasos fronterizos son bastante ágiles la mayor parte del año, acostumbrados a el paso de un lado a otro de turistas locales y extranjeros.