Problemas en el universo de las startups hay cientos. Los emprendedores se enfrentan constantemente a situaciones de estrés en las que deben resolver todo tipo de problemas: desde conflictos entre proveedores hasta inestabilidades financieras que sufre el proyecto. No es fácil lidiar con este tipo de situaciones cuando se está comenzando, especialmente porque la falta de conocimiento puede llevarnos a cometer errores que impactan sobre el proyecto.
La inexperiencia del emprendedor, que en ocasiones puede servir como una habilidad más porque nos mantiene alerta, hace que podamos perder la paciencia ante ciertas situaciones provocando problemas que pueden afectar drásticamente al rumbo de la empresa. ¿Cuál es el mayor problema al que puede enfrentarse una startup en la actualidad? La sobredimensión realizada sin estrategia. Todos queremos que nuestro proyecto crezca, pero no a cualquier precio.
Cuando comenzamos a trabajar en nuestro proyecto, el objetivo es que consiga escalar hasta alcanzar el nivel deseado. El proceso consiste en ir creciendo de forma progresiva y escalonada, sin dar saltos que deriven en inestabilidad y problemas de tracción para la startup. Un paso en falso por pecar de ambiciosos y estaremos dando varios saltos atrás en nuestra estrategia. Es una situación que he podido ver y vivir en no pocos casos de startups en crecimiento.
Os comparto algunos consejos prácticos para evitar que el sobredimensionamiento de tu startup acabe comiéndose todos los planes de crecimiento reales.
1. La sensatez como herramienta
Ser sensatos con lo que queremos y deseamos para nuestra empresa lo es todo. Es la clave para crecer de forma sostenida sin cometer estos errores de escalado que, sin duda, pueden derivar en el cierre de manera fulminante. Para ser sensatos, lo primero que debemos conseguir es ser sinceros con uno mismo, con nuestros objetivos y con las oportunidades que tiene la empresa tanto a partir de sus características internas como dentro del entorno del que forma parte.
De nada sirve apostar por un proyecto que quiere jugar en la primera división desde el minuto uno. Es imposible. Lo recomendable es vivir todo el recorrido, toda la evolución que acompaña al crecimiento del proyecto. Y no solo porque permite hacer las cosas poco a poco, de manera sensata y con planificación, sino porque sirve como un aprendizaje excelente para todos los emprendedores que dan sus primeros pasos. Como se suele decir: despacito y con buena letra.
2. Ambición en su justa medida
La ambición es otro de los problemas a los que se enfrentan los emprendedores que acaban cegados por el crecimiento de su proyecto. Puede ser una cualidad, pero también un grave problema para el crecimiento de una startup, si no se presenta de forma comedida. Es uno de los principales errores fatales al que puede enfrentarse un proyecto en sus primeros meses de vida. Debemos saber en todo momento hasta dónde podemos llegar de forma realista.
Pecar de ambicioso es querer coger al competidor sin tomar impulso. Pecar de ambicioso es invertir en una campaña de promoción fuerte en medios generalistas sin tener claro el retorno de inversión que queremos conseguir en base a nuestro modelo de negocio. Los primeros compases de una startup son complicados (lo sé por experiencia) y cometer estos dos errores es realmente fácil, sobre todo cuando se cuenta con inversión de primer nivel que debemos gestionar.
3. Déjate aconsejar siempre
Si mantenemos nuestra sensatez y apostamos por ser ambiciosos dentro de nuestras posibilidades, aumentaremos nuestras probabilidades de éxito. Solo tenemos que sumar a la ecuación un componente más: la capacidad de dejarnos aconsejar siempre que proceda, de saber aceptar opiniones ajenas de la gente que nos rodea a la hora de tomar decisiones sobre el proyecto. Parece un paso fácil, pero no lo es porque los emprendedores, por norma general, somos recelosos.
Dejarnos aconsejar es algo que se aprende con los años. Cuando cuentas con inversores, lo primero que se viene a la cabeza es sacar partido a ese capital. Es la opción más simple, pero hace que se suele olvidar otra igual de importante: aprovechar los conocimientos de los inversores para hacer que el proyecto crezca. Es un elemento intangible de gran valor para la progresión de una startup que marcará la diferencia a la hora de tomar decisiones.
Los inversores son aliados económicos, pero también profesionales que pueden educar al emprendedor, aconsejarle y guiarle desde la experiencia de cara a conseguir resultados. Si somos excesivamente recelosos de nuestro proyecto, lo único que vamos a conseguir es terminar alejando al inversor, que sentirá cierta desconfianza. Se debe establecer una relación de apoyo mutuo en todos los frentes para potenciar la consecución de resultados.
Por experiencia propia sé que aceptar consejos no siempre es una tarea sencilla. Dependemos de nuestro criterio, que en ocasiones es el que prevalece en todo momento, pero recibir consejos de terceros puede ayudarnos a tener una visión diferente que aporte mucho a nuestro recorrido profesional.
Hay que saber aceptar consejos de las voces expertas, e incluso de quienes nos rodean a niveles similares e inferiores, para conseguir esa visión indispensable para el crecimiento sostenido del proyecto. En mi caso, tengo a Cuenta Facto como un pilar más dentro de mi estrategia profesional a la hora de la gestión económica. Busca buenos aliados.