Como sabéis, no existe inversión sin riego. Aunque bien es cierto que hay productos más seguros que otros, las previsiones de rentabilidad esperadas están siempre ligadas al nivel de riesgo que se desea asumir en la inversión. A mayor riesgo, mayor rentabilidad, este es el principio básico que sustenta el conocido binomio riesgo-rentabilidad.
La incertidumbre sobre la trayectoria que sigue el capital en una inversión, dificulta para algunas personas la toma de decisiones en este ámbito. Por esta razón, en el siguiente artículo vamos a identificar qué es el riesgo financiero y propondremos una serie de tips para reducir sus efectos y ayudaros a construir una cartera más segura.
¿Qué es el riesgo financiero?
Podemos decir que el riesgo financiero es la probabilidad de que tenga lugar un evento adverso y sus consecuencias sobre una inversión, la posibilidad de pérdida, la probabilidad de que suceda algo que tenga consecuencias financieras negativas para una organización o persona física…bien porque acontezcan una serie de cambios dentro del sector en el que se opera o por la propia versatilidad de los mercados financieros.
¿Qué tipos de riesgo existen?
En cualquier inversión pueden presentarse los siguientes tipos de riesgo:
- Riesgo de crédito
Es la posibilidad de pérdida económica cuando una de las partes del contrato financiero no cumple con sus obligaciones de pago.
- Riesgo de liquidez
Se produciría cuando una organización o una de las partes contractuales no dispone de fondos suficientes para hacerse cargo de sus obligaciones.
- Riesgo de mercado
Está muy vinculado a los mercados financieros. Es el riesgo a las pérdidas del valor de un activo asociado a la fluctuación de su precio en el mercado. Dentro de este tipo de riesgo financiero podemos distinguir:
– Riesgo de cambio
Tiene lugar cuando la moneda en la que se realiza una operación cambia su valor, aumentando su coste si su valor sube y reduciéndolo si es a la inversa.
– Riesgo de tasas de interés
Es el riesgo de que los tipos de interés suban o bajen en el momento menos apropiado.
– Riesgo de mercancías
Riesgo de que el precio de una mercancía varíe.
Existen otro tipo de riesgos con los que nos podemos encontrar como pueden ser el riesgo legal (cuando se produzcan cambios legales); el riesgo por insuficiencia patrimonial; riesgo operacional (cuando se utilicen sistemas que no sean los más adecuados); riesgo de traducción; riesgo económico…
El Depósito Facto frente al riesgo
Antes de depositar nuestro capital, es conveniente consultar toda la información posible acerca del origen y solvencia de la entidad en la que vayamos a contratar nuestro producto de ahorro, así evitaremos cualquier sorpresa desagradable.
En este sentido, el Depósito Facto, además de estar protegido por el Fondo de Depósitos italiano (FITD) que garantiza 100.000€ por titular, es un producto de ahorro de Banca Farmafactoring, una entidad sólida y líder en la compra sin recurso de créditos de las Administraciones Públicas en Italia, con más de 30 años de experiencia en el sector del factoring sanitario.
Banca Farmafactoring goza de un excelente TIER 1 (indicador de la fortaleza de una entidad bancaria resultado de la combinación entre su capital social y el total de sus activos ponderados por riesgo), su valor es de un 24,3%, una ponderación por encima de la media nacional que se sitúa en un 12,2% (datos según EBA, Autoridad Bancaria Europea, en noviembre de 2015).
¿Cómo minimizar el riesgo de tu inversión?
A la hora de reducir el riesgo financiero debemos tener claro una premisa básica: cuanta más información dispongamos, menor será el riesgo que correremos. No obstante, para los más indecisos proponemos los siguientes consejos y pautas de actuación a la hora de realizar una inversión:
1. Diversifica el riesgo
Ya lo habréis oído antes, pero la diversificación es, sin duda, la mejor manera de reducir el riesgo de una inversión.
No te la juegues a una sola carta, elabora una cartera combinando distintos tipos activos, unos más arriesgados y otros más seguros de manera que haya un equilibrio entre ellos. Recuerda que si apuestas solo por la renta variable puede que los beneficios que obtengas sean negativos.
Una buena guía para construir tu cartera, puede consistir en elaborar un portafolio que recoja los posibles productos de inversión en los que estés pensando en invertir, ordénalos de menor a mayor nivel de riesgo y atribuye a cada uno un porcentaje del capital que piensas destinar en función de la seguridad que deseas obtener.
Para los más conservadores, los depósitos son una opción a incluir en nuestra cartera, ya que se trata de productos con gran seguridad que ofrecen una rentabilidad fija, y en algunos casos bastante atractiva, por ejemplo la TAE del Depósito Facto, que llega hasta el 1,50% TAE*.
2. Anticípate (en la medida que puedas) al futuro
Sé previsor y guarda una reserva para imprevistos. Conoce a fondo todos los aspectos de tu estrategia de inversión para adaptarla a posibles cambios inesperados o valorar otras opciones que el mercado pueda ofrecerte.
3. Evalúa los resultados obtenidos
Haz un seguimiento periódico de tus inversiones. Comprueba que todo marcha correctamente y si algo no funciona según lo esperado, finaliza cuanto antes su contrato.
4. Acude a profesionales y especialistas
En caso de que la información que te reporte tu inversión sea superior a tus conocimientos, no dudes en contar con ayuda de un especialista que te asesore y te guíe paso a paso en tu camino como inversor.
Como hemos visto en este artículo, una vez que conozcamos el tipo de riesgo al que nos enfrentamos y cuáles son las posibles pérdidas. Una vez hayamos seguido paso a paso estas indicaciones es cuándo podremos tomar la decisión más acertada.
*TAE del 0,30% (0,30% TIN) para un depósito a 3 meses, TAE del 1,25% (1,25% TIN) para un depósito a 12 meses y TAE del 1,50% (1,50% TIN) para un depósito a 60 meses. A partir de 10.000€ y con liquidación cada 3 meses. Oferta para particulares.